miércoles, 24 de abril de 2013

El otro Sant Jordi

Son apenas las diez de la mañana pero el Passeig de Gràcia está ya atestado. Hemos quedado con Núria junto al stand de la editorial con la que ha gestionado la autopublicación de su primer libro. El resto de escritores de la parada se encuentran en el mismo caso y algunos de sus libros lucen ya la faja que acredita su reedición.

Siguiendo las indicaciones de sus colegas, nos dirigimos a una cafetería cercana, casi en el chaflán de Consell de Cent.  Núria nos recibe en una de las mesas de la terraza, frente a un café con hielo. La acompaña Javier, otro escritor que también va a estar hoy en la parada. Se han conocido hace un rato y han conectado enseguida.

Treintañero, cazadora negra, pañuelo palestino y sonrisa franca. Es mi primer Sant Jordi y mi primera visita a Barcelona –dice Javier con acento sureño- me crie en Melilla y después me fui a vivir a Almería, por eso me gusta decir que soy “almelillense”. Llegó ayer, tras un interminable viaje en autocar desde Almería, con la tercera edición de su libro a cuestas. Espero vender muchos –aclara riendo- porque de aquí me voy a Asturias a presentarlo y me gustaría viajar ligero de equipaje.
 
 
Le pregunto por la editorial y si está contento. La verdad, no creo que repita con ellos, se han limitado a maquetar e imprimirme el libro- explica- el resto, almacenarlo, promocionarlo o enviárselo a quien lo haya comprado por la web es todo cosa tuya. Me cuenta que, hasta un mes y medio atrás, recibía correos de la editorial que le confirmaban el número de ejemplares de su libro que se habían vendido on-line ese día. Y de repente nada. No te digo que sea imposible- aclara- pero me resulta muy extraño.

Nuria lo escucha apurando un cigarrillo. Su experiencia con la editorial hasta ahora ha sido buena. Se aventuró a imprimir 200 ejemplares de su libro de relatos y ya los ha vendido casi todos. Y casi sin moverme de casa –añade contenta- todo a través de la web y en las presentaciones que he ido haciendo, gracias a mis seguidores.
 
Todo gracias al blog. Empecé a tener visitas de todas partes, de Sudamérica, de EEUU, hasta de Rusia –puntualiza con orgullo- gente que me leía y comentaba con asiduidad. Los más entusiastas me decían que por qué no hacía un libro con mis relatos y al final me decidí. Siempre he querido escribir y no iba a pasarme la vida esperando a que una editorial llamara a mi puerta. Ahora tengo mi propia página en Facebook y estamos a punto de llegar a los 600  “Me gusta”.
Nos despedimos de Nuria y Javier junto a su stand. Pasan ya de las once y media y casi todos los escritores andan a esa hora –libro en mano- haciéndose fotos con familiares o amigos.
Emprendemos la marcha Passeig de Gràcia arriba, avanzando con dificultad y constreñidos a detenernos la mayor de las veces. La corriente humana que baja por el paseo parece haber detenido momentáneamente sus aguas ante la parada de la Casa del Llibre. Una cola de fieles lectores, cuyo final se pierde de vista en la esquina de València,  aguarda su turno. Rodeando el stand por detrás, logramos evitarla. Así es como alcanzamos a ver a Ruiz Zafón - coronilla descomunal y pluma en ristre- firmando libros. Cerca de él, Vila-Matas –pálido, escrutador y circunspecto- espera a que alguno de esos lectores no pase de largo.

martes, 16 de abril de 2013

MAD WORLD: El arte que se moja

 

Galería Miscelánea
Exposición de dibujos.
Galería Miscelánea (BCN).
Del 3 al 21 de abril del 2013.


 Krzysztof Powalka (Polonia, 1985) se presenta con una camisa floreada y el pelo aún húmedo. Pasan unos minutos de las seis de la tarde de un domingo de primavera radiante, que atesta los parques y playas de Barcelona y desertifica lugares como la galería Miscelánea, donde nos hemos citado y que alberga su exposición Mad World.

Me disculpo por no haberlo reconocido sin barba y aclara que se ha afeitado por exigencias de trabajo. Sin atreverme a preguntar la naturaleza de dicha demanda laboral, pasamos a comentar sus dibujos. Mientras le esperaba me he dedicado a anotar los títulos de los 15 dibujos que componen la exposición.

Si pudiese elegir me quedaría con la pintura- admite en un castellano musical que delata su paso por Italia- pero este tipo de obras, son difíciles de vender e incluso de exponer. Sin duda, pocos están dispuestos, hoy en día, a llevarse a casa un óleo de gran formato, así que a la hora de concebir esta colección Krzysztof se decantó por la técnica del dibujo en tinta sobre papel. Además el blanco y negro se adapta mejor a lo que quería contar- añade con timidez.

Mad World no  deja indiferente. Sus dibujos nos hacen plantearnos preguntas incómodas, mirar de frente a una sociedad extraviada y alienada -situación que ejemplifican a la perfección ilustraciones como ”Individualist March[i]- en constante lucha consigo misma, la más evolucionada de las sociedades imaginadas, pero también la más solitaria.

Foto tomada durante la inauguración de la exposición.
 
Todo ello está estrechamente relacionado con la visión que el joven polaco tiene del arte, y de la función que éste debe tener; no en vano uno de los dibujos expuestos lleva el título “Every piece of shit is ART so Everybody is an artist[ii]. Su postura es eminentemente crítica. No quiero dejar de decir lo que pienso por miedo al rechazo -afirma- ésa es una de las razones por las que me fui de Polonia- Y olvidando su timidez, inicia una apasionada argumentación contra cierto arte contemporáneo que considera vacío, un arte de “brillantes colores”, concebido como merchandising, pero carente de argumentos. Un arte que no se moja.
 
Krzysztof Powalka en su estudio
Hay muchas formas de intentar cambiar el mundo, de llamar la atención sobre las cosas que no nos gustan. Algunos colaboran con una ONG en países olvidados por el desarrollo, otros –la mayoría- se limitan a protestar viendo el telediario desde el sofá de casa; y unos pocos, como Powalka, lo hacen agitando nuestras conciencias.
 
Como muchos de los creadores de su generación, Krzystof no vive de su obra y aunque ha trabajado como diseñador gráfico, hecho ilustraciones para libros, esculturas o incluso vestuario y decorados teatrales; ahora subsiste como diseñador freelance y realizando trabajos ocasionales de toda índole. El último ha sido de modelo –confiesa finalmente con una sonrisa- por eso tuve que cortarme la barba.


[i] Desfile individualista.
[ii] Cualquier mierda es Arte, por lo que todos somos artistas.

martes, 9 de abril de 2013

Crónica desde la periferia laboral

Dicen que es mejor llegar a tiempo que rondar cien años. Eso es lo que le ha pasado a Javier López Menacho con su libro Yo, precario, una oportunísima  (que no oportunista) crónica sobre la precariedad laboral que Los libros del lince (haciendo honor a su nombre), ha tenido la vista de publicar.

Llama la atención que cuando aún no ha transcurrido un mes desde que viese la luz, el libro de un escritor novel vaya ya por su segunda edición y que los principales medios de ámbito nacional se hayan hecho eco de él.

Javier López Menacho durante su entrevista en el programa "Hoy por hoy" de Cadena SER
Al césar lo que es del césar. En elcuentodeatras no nos gustaría que el “ruido” mediático provocado por su faceta de denuncia de la cuasi indigencia laboral a la que los jóvenes de este país se ven abocados, eclipsara el excelente trabajo literario que es también Yo, precario. Por eso en esta reseña hemos intentado centrarnos en los aspectos más literarios del libro, convencidos de que, como cualquier otro en su situación, el autor también preferirá ser valorado por ellos.

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Título: Yo, precario

Autor: Javier López Menacho


ISBN: 978-84-15070-29-0

Págs.: 171

Una chocolatina gigante avanza por el hall del centro comercial. Su paso es torpe y sus pies descomunales. Frente a él, un niño de 5 años lo observa estupefacto: todavía no sabe si reír o llorar. La mascota lo saluda con su enorme mano de cuatro dedos y le ofrece una barrita de chocolate. El niño la coge y sale corriendo.

La chocolatina es Javier López Menacho (Jeréz de la Frontera, 1982), aunque podría ser cualquiera de los jóvenes, que rondan la treintena en este país, sobradamente formados y que malviven con “trabajos” como los que el escritor jerezano describe en Yo, precario.

A través de una serie de crónicas, plagadas de sagaz ironía, el autor nos relata sus vicisitudes como mascota para una conocida marca de chocolatinas, como promotor para una conocida marca de telefonía o como speaker para una conocida marca de coches. De este modo, le acompañamos en su periplo por el mundo de la precariedad ocupacional, la periferia de la periferia de un mercado laboral herencia de la cultura del pelotazo, de la cultura del ladrillo y de tantas otras culturas incultas.

Medio crónica, medio reportaje, medio novela -pero siempre literatura- la mirada de Javier López Menacho es franca, directa y agridulce, capaz de sorprenderse –y tal vez sea aquí donde radique su encanto- del modo en que lo haría un niño la primera vez que presencia una injusticia. Pero lejos de ser pueril, esa mirada nos enfrenta a la imagen de una realidad laboral tan severa que, a pesar de no haber sido deformada lo más mínimo, nos resulta igualmente grotesca, en lo que bien podría ser el esperpento en su versión 2.0.

Javier López Menacho
 (Foto Ana Pornoy)
Heredero del periodismo gonzo, Yo, precario nos retrata una sociedad donde jóvenes como su protagonista -a los que se hizo creer que una sólida formación les garantizaría una lugar en el sol del mercado laboral- se ven condenados a contemplar el mundo desde fuera, con la nariz pegada al escaparate de los privilegios, reservados solo a unos pocos, a una nueva especie, la de los superhombres que tienen trabajo, unos tipos polifacéticos y formados, a años luz de evolución[i]. Pero sin duda se trata de un espejismo- y eso el autor también lo sabe- porque la línea que separa a estos superhombres del Precario es en la actualidad tan fina que se diría invisible, y pasmosa la facilidad con la que se puede pasar del primer al segundo estadio.
Una profunda reflexión sobre dónde están los límites de la moral de nuestra sociedad en materia laboral.


[i] cita extraída del libro, pág.85.

lunes, 1 de abril de 2013

Entrevista a Patricia Muñiz: “La sexualidad es el eje principal de la vida”

Patricia Muñiz (Barcelona, 1970), es autora del libro Play Room, que vio la luz a finales de 2012 bajo el sello de Underbrain Books. Definido por la propia autora como una novela de “misterio erótico”, Play Room llegó al mercado editorial coincidiendo con el nuevo boom de la literatura erótica, que tiene en obras como 50 sombras de Grey su referente más claro.
En elcuentodeatras hemos hablado con Patricia sobre su novela, sobre el resurgimiento de literatura erótica y sobre las nuevas formas de difusión de la obra literaria en el siglo XXI. Esta entrevista es el resultado de esa conversación:

P- En primer lugar, y para quién no haya tenido la ocasión de leer todavía Play Room, ¿Cómo le explicarías brevemente de qué va? 
R-Seila es una  joven dependienta de librería que siente cómo su identidad se desdibuja.  Ese motivo, unido al deseo de ser escritora, le empuja a relacionarse con Esteban Rey, un prestigioso escritor que la acoge como pupila. Seila participará en las sesiones de pruebas de un simulador de fantasías sexuales, y tendrá que informar al escritor de todo lo que ahí acontece, siguiendo unas instrucciones muy particulares. Por supuesto, las cosas no tardarán en torcerse.

Portada de Play Room
 (Underbrain Books)
P-¿Tiene Play Room un público objetivo determinado?, es decir, ¿escribiste el libro pensando en algún perfil de lector en concreto?
R-Al escribir Play Room nunca pensé en un público o un objetivo determinado. Cuando escribo busco que me guste a mí. No sé si suena muy egocéntrico, pero esa es la realidad.
P-El componente erótico es uno de los elementos de mayor presencia en Play Room, acaso por ello las menciones a libros como 50 sombras de Grey parecen, hasta cierto punto, inevitables. ¿Qué opinas de esto?
R-Comprendo que así sea, aunque son obras que no tienen nada que ver. Escribí Play Room antes del boom de 50 sombras sin imaginar que el BDSM fuera a ponerse de moda. En Play Room las fantasías sexuales funcionan como raíles de la trama sobre los que avanza la novela. Pero hay otros componentes que son, tanto o más, importantes, como la realidad virtual, la ciencia-ficción o el romanticismo.
50 sombras de Grey es una novela rosa que incluye el sadomasoquismo light, el BDSM. Ese que tiene que ver más con la imaginación que con el abuso real, y que por eso me pareció atractivo para Play Room. Es un gran acierto de E.L. James, ya que ha conectado con un público ávido de encontrar lecturas que expliquen juegos sexuales desinhibidos.
P-Ahora que ya han pasado unos meses desde la publicación de Play Room, ¿crees que la etiqueta “erótico” la ha beneficiado, condicionado…?
R-Es una etiqueta que le han puesto para saber en qué estantería de la librería debía colocarse. Y no está mal puesta, ya que el componente erótico es uno de los protagonistas. Que yo sepa a los lectores no les ha molestado.
P-En tu anterior libro, Corriente Sanguínea, aunque de tinte más gore, también había una fuerte presencia del componente erótico-sexual, ¿es casualidad?
R-No. Creo que la sexualidad es el eje principal de la vida. Por eso hablo de sexo,  lo incluyo en la materia prima de mis ficciones. En mi escritura el sexo existe siempre, porque así ocurre en la vida. Uno puede tomar decisiones como dejar de comer animales y hacerse vegano, pero por mucho que haya quien defienda la abstinencia sexual, nunca podemos dejar de ser lo que somos. Anular la sexualidad es reprimirla.
P-Te preocupa que te puedan llegar a etiquetar como una escritora de “género” (erótico)?
R-No me preocupa, porque rehúyo las etiquetas. Que me cuelguen las que quieran. Soy tan escritora de género erótico, como de género fantástico o de terror. La única etiqueta con la que me identifico es con la de  “ficción”. Me divierte explicar historias. Eso es todo.

Patricia Muñiz
 (foto de Alejandro Cano)


P-¿Por qué crees que la literatura del género erótico está teniendo este repunte actualmente?, ¿ a qué crees que es debido?

R-La literatura erótica existe desde el principio de los tiempos y eso es así, porque las personas pensamos en el sexo. Le damos vueltas, tenemos curiosidad, reflexionamos sobre ello. Así lo hicieron, El arcipreste de Hita, Joanot Martorell, Boccaccio, Sor Juana Inés de la Cruz, Felix Salten, Anaïs Nin, J.G Ballard… y ya paro, que no quiero hacerme pesada.
Ahora que somos menos cristianos y puritanos que nunca, se nos había olvidado hablar de sexo. E.L. james se dio cuenta y creó a Anastasia Steele, una virgen que descubre a un Dios, Christian Grey. Aunque para estas cosas tan tremebundas, yo sigo prefiriendo La Biblia.
P- Play Room ha sido publicado por una editorial independiente, Underbrain Books, que utiliza muy activamente las redes sociales y plataformas como You Tube para difundir sus novedades. ¿Qué opinas de estas nuevas formas de dar a conocer la obra literaria? ¿Crees que pueden llegar a consolidarse como una alternativa  a los medios tradicionales de difusión utilizados hasta ahora por los grandes sellos editoriales?
Creo que es imposible mantenerse al margen de las redes sociales, especialmente cuando tienes una empresa. ¡Si hasta la bodeguita de al lado de mi casa está en Facebook! Es obvio que las editoriales han de estar ahí. Los grandes grupos seguirán ejecutando campañas publicitarias masivas que combinarán con actividad en la red. Y a las pequeñas editoriales no les quedará más alternativa que usar el ingenio para hacerse ver. Ya no hay término medio. Es David contra Goliat. La buena noticia es que el boca-oreja sigue funcionando.
 P-Los autores están participando de una forma cada vez más activa en la promoción de sus obras. ¿Crees que un escritor debe saber también “venderse” en términos de marketing? ¿te sientes cómoda en ese papel?
R-No creo que la cosa vaya por ahí. Quizás para vender libros mediáticos sí, pero eso es flor de un día. En lo que tiene que concentrarse el autor es en escribir obras con calidad, que no dejen indiferente al lector,  y también en encontrar una editorial de confianza. Una que haga bien su trabajo, que defienda su obra y no le deje tirado. Los lectores satisfechos son el mejor marketing que pueda existir. Y si es autor se siente cómodo mostrándose accesible, pues fantástico, pero no tiene por qué ser así siempre. No hay nada peor que un bluf. Un autor que sepa venderse pero que su obra sea infumable.

Book-trailer de Play Room

P-¿Y dónde crees que está el límite?, es decir ¿te ves protagonizando el book-trailer de tu próximo libro o haciendo una performance en tu próxima presentación?
R-El límite lo pone cada uno. Supongo que dependerá de cada caso, del tipo de libro y de la personalidad del autor. No me veo protagonizando ningún vídeo porque no soy actriz. De momento, solo realizo performances en los recitales de mi obra poética. Ahí es donde me desmeleno. En cuanto a hacer algo similar en una presentación. Sí, ¿Por qué no?
P-Y hablando ya de próximas presentaciones, ¿Puedes adelantarnos si estás trabajando ya en algún nuevo proyecto? Y si es así, ¿tiene éste algún tipo de relación con lo que has hecho hasta ahora?
R-Tengo algunos proyectos en marcha. El más inminente es un libro de relatos fantásticos en catalán escrito a 6 manos, junto a Sergi G. oset e Igor Kutuzov. Es un proyecto conjunto que comenzó hace un par de años, cuando Sergi, Igor y yo nos conocimos a través de nuestros blogs. Desde entonces, de forma intermitente, hemos ido elaborando relatos de temática fantástica que por fin veremos reunidos en un tomo. El libro se titula Malsons de gat  y cuenta con ilustraciones de Héctor Jenz ¡Un pedazo de artista!
De otro lado, también sigo desarrollando proyectos como guionista, sin abandonar la poesía ni la novela.